El Estado de Kuwait es una pequeña monarquía en la costa del golfo Pérsico. Limita con Irak al Norte y con Arabia Saudita al Sur.
Contextualizando una guerra
En 1938 se descubrió petróleo en Kuwait. Luego de la Segunda Guerra Mundial, el Emir Ahmad Jabi al-Sabah otorgó la concesión a la Kuwait Oil Co. y en 1946 se exportó petróleo por primera vez.
En 1961 se negoció la independencia de Kuwait. El Jeque Sabah se proclamó Emir y asumió todos los poderes. Irak se negó a reconocer al nuevo Estado, pues sostenía que era una creación artificial de los ingleses para conservar el acceso al petróleo. Las tropas inglesas se quedaron para defender el emirato hasta que fueron sustituidas por tropas de la Liga Árabe.
El petróleo cambió radicalmente la fisonomía del país. La pesca de perlas –principal actividad económica hasta ese momento– desapareció. La población se asentó en novísimas ciudades. El nivel educativo y la esperanza de vida de la población se elevó. El trabajo manual y el desarrollado en la industria petrolera quedó a cargo de trabajadores inmigrantes, que en 1985 casi duplicaban a la población kuwaití.
El gobierno pronto comprendió que tanta prosperidad, en una región tan pobre, podía poner en peligro su legitimidad. Ya en 1961 se creó el Fondo Árabe para el Desarrollo Económico, para canalizar préstamos «blandos» y donaciones a países del Tercer Mundo. Cuando la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) consiguió aumentar los precios en 1973, Kuwait aumentó enormemente sus ingresos.
La mayoría de los países del Tercer Mundo apoyó a la OPEP, con la esperanza de lograr solidaridad para obtener de los países del Norte un «Nuevo Orden Económico Internacional» que retribuyera mejor las exportaciones de materias primas. Pero en vez de invertir los ingresos petroleros en sus propios países o en otros del Tercer Mundo, los monarcas del Golfo colocaron sus fortunas en la banca trasnacional. Al hacerlo, generaron un exceso de liquidez en la banca privada trasnacional, que pasó a conceder préstamos a todo el Tercer Mundo, lo que encendió la mecha de la bomba de la deuda externa, que explotó en 1982.
Sin embargo, a diferencia de otros países del Golfo Pérsico, Kuwait fue generoso con su riqueza. A fines de la década de 1980 era el país del mundo que brindaba mayor volumen de asistencia oficial al desarrollo en proporción a su producto bruto.
Al estallar la guerra entre Irán e Irak, en 1979, Kuwait asumió una aparente posición de neutralidad, pero apoyó a Irak con grandes sumas en donaciones y préstamos. Al igual que las demás monarquías del Consejo de Seguridad del Golfo, Kuwait consideraba a Irak como una «primera línea de defensa» contra la revolución islámica iraní.
A fines de la década de 1980, el capital invertido fuera del país por la Oficina Kuwaití de Inversiones se estimaba en cien mil millones de dólares e incluía la propiedad de hoteles, galerías de arte y bienes raíces en Europa y Estados Unidos, así como fuerte participación en empresas trasnacionales.
En 1987, alegando que el puerto de Kuwait era usado por Irak para exportar petróleo e importar armas, Irán atacó naves mercantes kuwaitíes. En respuesta, Kuwait obtuvo el permiso de EE.UU., Francia, Reino Unido y URSS para embanderar con sus pabellones la flota mercante kuwaití. Los EE.UU. y Gran Bretaña enviaron a su marina de guerra a proteger la navegación kuwaití en el Golfo.
Terminada la guerra entre Irán e Irak, en 1988, comenzaron las tensiones con Irak. Kuwait reclamó el pago de 15 mil millones de dólares de préstamos de guerra. Irak se negó, alegando que había defendido a Kuwait con esas sumas.
Por su parte Irak acusó a Kuwait de estar «robándole» petróleo, al bombear hidrocarburos de los yacimientos comunes, que se extienden por ambos lados de la frontera y reclamó 2.400 millones de dólares en compensación.
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