El desarrollo de la guerra ocurre principalmente entre el territorio de Irak, Kuwait y
Arabia Saudita. Esta ultima no tenia intención de pelear contra Irak, pero finalmente inteligencia norteamericana y la agresiva política irakí convencieron a la nación para abrir sus fronteras a las tropas extranjeras aliadas.
Varios países, árabes y occidentales, apoyaban un ataque contra Irak. Los árabes lo hacían temiendo un posible ataque por parte de Irak, y los occidentales temiendo que Irak tomara el control sobre el petroleo.
Una gran cantidad de fuerzas internacionales se empezó a reunir en Arabia Saudita, teniendo como primer objetivo el impedir el afán expansionista de Irak.
Ante los inminentes ataques, los iraquíes trataron de separar y crear discordia en la coalición. Mantuvieron prisioneros a ciudadanos extranjeros de países de la coalición, que luego soltaron en Diciembre de 1990 debido a la presión mundial. Para hacer decaer el apoyo árabe a la coalición, los iraquíes apelaron a que si las Naciones Unidas no habían forzado a Israel a dejar territorios árabes en la Guerra de los Seis Días (1967), entonces no deberían forzarlos a abandonar Kuwait. Incluso dijeron que quizá abandonarían Kuwait si Israel dejaba los territorios que están ocupados desde la guerra. Estas declaraciones hicieron que el apoyo árabe a la coalición disminuyera un poco.
El 29 de Noviembre de 1990, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas pone un plazo límite a la ocupación iraquí, 15 de Enero de 1991. Después de esta fecha será ocupado “todo medio necesario” para echar a Irak de Kuwait. Reuniones posteriores entre EEUU e Irak intentaron llegar a acuerdos, pero ambas partes se oponían a un compromiso. Finalmente, el presidente de los Estados Unidos, George Bush, dijo que las medidas económicas impuestas no servirían para retirar a las fuerzas iraquíes, por lo que el 12 de Enero de 1991 el Congreso aprobó el uso de fuerza.
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